Autor
Este libro dedicado a la aparición del cuadro se ha concebido precisamente en la época en que su desaparición empieza a ser notoria.
Frente a las antiguas imágenes con una función de devoción y culto precisa y con un lugar determinado, el cuadro es un objeto que va ganando en autonomía y en versatilidad al compás de los avatares de la historia y de la propia evolución de la técnica artística.
Puede decirse que el cuadro como objeto de contemplación estética y susceptible de formar parte de un ambiente doméstico, una colección o de un museo es una invención relativamente reciente.
Es en el clima de renovación del saber filosófico y de las guerras de religión cuando curiosamente se empieza a debatir y a clarificar el papel de la imagen.
El cuadro es un objeto creado para otro tipo de contemplación que la dedicada a los iconos, a los murales de asunto sacro o a las miniaturas de los códices.
El cuadro se puede destruir, venerar o coleccionar, comprar y vender.
La diversificación de los géneros pictóricos se hace patente y empieza la Era del Arte.
Lo que importa no es sólo la temática (fenómeno secundario) sino la personalidad del pintor que reflexiona pintando sobre el mundo y sobre su mundo.
Este libro nos invita a considerar el cuadro como algo más que un objeto religioso o decorativo y pretende reconstruir en la medida en que esto es posible su entorno cultural.
Estas páginas nos conducen a un punto crítico y concluyen justo cuando el virtuosismo de un extraño pintor nórdico, Cornelius Norbertus Gijsbrechts, nos enfrenta a la paradoja de presentarnos un cuadro pintado que evoca nada más y nada menos que el revés de un cuadro.
Páginas: 576
Fecha de edición: 5-Sep-2011
Idioma: Español
Editorial: Ediciones Cátedra
ISBN: 978-84-376-2854-7